ZOOLOGÍA POLÍTICA


DEL HUMANISMO DE SARTRE AL ‘ANTI-HUMANISMO’ DE HEIDEGGER Por Adolfo Vásquez Rocca

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Proyecto I N V E S T I G A C I Ó N

| El Existencialismo es un Humanismo | Sartre

| La carta sobre el Humanismo de Heidegger | Heidegger

| Normas para el Parque Humano | Sloterdijk

 

Dr. Adolfo Vásquez Rocca

I.

En Francia, lo mismo que en Alemania, después de 1945, tras los años de barbarie y traición, volvía a la actualidad el problema del humanismo, de su revitalización o renovación. Por ello también, Sartre, y poco más tarde Heidegger, se sintieron incitados a entrar en la cuestión.

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En su tiempo, el existencialismo se vio forzado a echar mano del humanismo para hacer frente a diversas acusaciones. Caracterizado por cierta crítica como una variante del “nihilismo”. Sartre se defendió afirmando el carácter “humanista” de su doctrina. De hecho, aduciría que el verdadero humanismo sólo podría ser existencialista. La base del existencialismo es, según se sabe, la asunción de la finitud y el desamparo en que se hallan los hombres: lo humano es un proyecto construido —y cumplido— en medio del vacío absoluto: en la irremisible ausencia de Dios. El hombre está condenado a ser libre. Sartre no ha contribuido casi nada a comprender la sustancia del humanismo, e incluso ha oscurecido su propia posición. Ahora bien, la identificación entre el existencialismo y el humanismo también dio pie a la aparición de un texto notable, la Carta sobre el “Humanismo” de Martin Heidegger, el primer documento del pensamiento de Heidegger publicado después de 1945. Escrito en 1946 como carta abierta a Jean Beaufret, su discípulo más importante en la escena filosófica de Francia después de la guerra. Beaufret había planteado a Heidegger la pregunta: “¿De qué manera puede darse de nuevo un sentido a la palabra humanismo?”. Heidegger abordó la pregunta con agrado, pues le daba oportunidad de responder al escrito de Sartre ¿Es el existencialismo un humanismo?, aparecido pocos meses antes y que también en Alemania era discutido profusamente. Incluso después de que no se llegara a un encuentro personal con él, Heidegger buscaba la disputa con Sartre. En cualquier caso, el existencialismo de Sartre, después de una mítica conferencia pronunciada el 29 de octubre de 1945, que tenía como base el ensayo mencionado, de la noche a la mañana se convirtió en una figura de la cultura europea. Las ideas de Sartre después de esta conferencia dominaron las discusiones, apenas pasaba un día en el que no fueran mencionados o citados Sartre y el existencialismo. Pocos meses antes Sartre había dicho: “¿EI existencialismo? No sé lo que es eso. Mi filosofía es una filosofía de la existencia”1. Y ya en diciembre de 1945 circulan los primeros manuales del existencialismo, el que constituido en una credo militante se propugnaba bajo la consigna de “Comprométete, lleva contigo la humanidad, créate a ti mismo siempre de nuevo, solamente a través de tus acciones”2. Con su legendaria conferencia Sartre había respondido a la pregunta por el destino del humanismo en una época que acababa de experimentar los excesos de la barbarie. La respuesta de Sartre sonaba así: no hay valores humanistas a los que podamos confiarnos por el hecho de que supuestamente estén anclados con firmeza en nuestra civilización. Dichos valores se dan tan sólo si nosotros los inventamos siempre de nuevo en la situación de la decisión y hacemos que se traduzcan a la realidad. El existencialismo sitúa al hombre ante esta libertad y la responsabilidad a ella ligada. Por esto, el existencialismo no es ninguna filosofía de huida de la realidad, del pesimismo, del quietismo, del egoísmo o de la desesperación. Este era el argumento -y la apología- central de “El Existencialismo es un Humanismo”.

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Adolfo Vásquez Rocca – El Existencialismo es un Humanismo – J. P. Sartre

Ahora bien, no es casual que la formulación de Sartre, fácil de retener en la memoria, según la cual “la existencia precede a la esencia”, afectará e hiciera eco profundo -precisamente- en la destruida Alemania, era natural que afectará e identificará el sentimiento de aquellos hombres que después de la catástrofe se encontraban de nuevo ante sí mismos, bajo las ruinas, con la conciencia de haber escapado de allí. Quien había salvado su existencia, podía en cualquier caso empezar de nuevo. Y precisamente en ese sentido, la sutilísima frase filosófica hizo carrera en la Alemania de posguerra3. En las destruidas ciudades alemanas la mayoría de las cosas había perdido su importancia, en la sombría Alemania hace eco aquello de que la existencia constituye la esencia. Rossellini emprendió con Alemania año cero (1947), un filme memorable, donde plasma aquel estado de ánimo, trazando el sendero sobre el cual el cine contemporáneo daría sus primeros pasos. Precisamente, la propuesta entera de cineastas como Antonioni parece provenir del cuarto de hora final de Alemania año cero, con el largo y silencioso vagabundeo de Edmund – el niño protagonista- por las cales de un Berlín en ruinas que culmina con su suicidio, caída desdramatizada desde lo alto de un edificio sin paredes4.

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Adolfo Vásquez Rocca

No sólo el de Sartre sino todo el humanismo —con independencia del adjetivo que se le asigne— ha tenido como estrategia hacer del hombre la fuente y la meta de todo valor, la defensa de la dignidad y libertad esenciales de cada ser humano y la afirmación del carácter autoemancipatorio de la cultura. Sus notas principales son, en tal sentido, la asunción de nuestra herencia histórica y natural, pero también, y esto lo torna problemático, su superación en miras a una humanidad liberada. Pero ¿liberada de de la historia y de la naturaleza? No parece factible que los hombres se conozcan (naturalmente) y se reconozcan (históricamente) en el mismo movimiento en que se despojan de su esclavitud respecto de las leyes de la naturaleza y de la lógica de la historia. A efectos de situar algunos rasgos de esta disputa es necesario atender a las modalidades fundamentales de la crítica al “humanismo”, particularmente a la de Heidegger.

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El argumento central de Heidegger en su crítica al “humanismo” consistía en hacer ver que el hombre no puede imaginarse a sí mismo como el principio, el centro y la meta de todo lo que es. En todo caso, si lo afirma, será sólo una ilusión. Ciertamente: resulta casi imposible representarse lo que es sin hacerlo en y con referencia a un sujeto (individual, o colectivo: “yo”, o “nosotros”, los hombres). Pero sí es posible, de acuerdo con Heidegger, pensar al hombre en su ex-centricidad respecto del ser. Es posible “localizar” a lo humano en un espacio que no por fuerza ha de coincidir con el inicio, el centro y la finalidad del ser. Para ello, es preciso comenzar comprendiendo que el lenguaje no es un instrumento puesto allí para que, merced a sus poderes, el mundo se postre a nuestros pies. El lenguaje no sólo es un instrumento que el hombre podría usar a voluntad. Cuando Heidegger propone las metáforas del lenguaje como la “casa del ser” y al ser humano como el “pastor del ser”, está aludiendo a ese carácter no instrumental, a la naturaleza ambigua y radicalmente problemática de la lengua — y de su relación con el mundo. Pero veamos un poco más de cerca esta operación. En un ensayo recogido en Caminos de bosque, Heidegger se empeña en mostrar que lo fatídico, para el hombre, no reside en quedar subordinado a los productos de su voluntad —como heraldo funesto, la bomba atómica—, sino en el carácter presuntamente incondicionado de su querer mismo: “lo que amenaza al hombre en su esencia”, observa el filósofo, “es esa opinión de la voluntad que piensa que por medio de una liberación, transformación, acumulación y dirección pacíficas de las energías naturales, el hombre puede hacer que la condición humana sea soportable para todos y, en general, dichosa”54. Una dicha que se reduce, dice Heidegger, a la locura imperturbable de aquel que por querer autoconservarse se impone a todo, a cualquier costa. La mayor amenaza consiste, por consiguiente, en creerse —y quererse— a salvo, en imaginar que la autoimposición (técnica) es la supresión (así fuere tendencial) de todo peligro — y de todo desorden. El homo faber y el homo religiosus se dan la mano en esta común exigencia de aseguramiento y salvación. Mas lo que por otra parte distingue al hombre del resto de los seres vivientes no es sólo su saber-hacer, su técnica y su razón, sino la posibilidad de arriesgar la propia vida, de arriesgarla “al menos un soplo más…”, según enseñan los poetas6. Al fondo de lo humano no llega ni la teología ni la ciencia, porque lo humano es exactamente la ausencia de fondo, el abismo (ontológico), y a él no se llega con otra cosa que con valentía: con el valor, el atrevimiento de la palabra poética: a saber, con la plena asunción del riesgo que comporta el “ser” hombres. El humano no reposa en un fundamento inconcuso, sino en una abertura que nunca cicatriza. Sólo por la palabra poética puede asomarse a su propio abismo. En este sentido, lo “humano” no es cuestión de querer más, sino de querer de otra forma, de abrirse a lo abierto de otro querer. Solamente de ese modo podrían los mortales encontrarse “a salvo”: des-preocupados de su necesidad de permanecer —en todo momento— a salvo: “Sólo estaremos libres de cuidado”, advierte Heidegger, “si no instalamos nuestro ser exclusivamente en el ámbito de la producción y el encargo, de lo útil y lo susceptible de protección. Sólo estamos seguros donde no contamos ni con la desprotección ni con una protección edificada sobre el querer”. Volver a lo abierto: ello exige renunciar a “leer negativamente” aquello que es: “Pero”, interroga el filósofo, “¿qué es más ente, es decir, pensado modernamente, qué es más cierto que la muerte?”7. Tratándose de mortales, solamente lo abierto proporciona abrigo. Nuestra morada es la intemperie. Sólo en ella —en su “afuera”— se desprende la esencia (invisible) de los humanos: “… nuestra tarea”, proclamaba Rilke, “es imprimir en nuestra alma esta tierra provisional y perecedera de modo tan doloroso y apasionado que su esencia vuelva a surgir en nosotros ‘invisible’. Nosotros somos las abejas de lo invisible. Libamos incesantemente la miel de lo visible, para acumularlo en la gran colmena de oro de lo Invisible”8 .

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Adolfo Vásquez Rocca

Porque, si se trata de alcanzar la vecindad del ser, el hombre tiene que aprender a existir —poéticamente— en lo innominado. En otros términos, Heidegger establece la imposibilidad de comprender al “hombre” a partir de sí mismo, o al menos a partir de aquello que la tradición ha establecido como su esencia: es preciso por consiguiente abandonar la metafísica del animal rationalis. “No puede el hombre”, advierte un comentarista, “dominar la ‘crisis’ mediante la razón. El hombre es arrastrado por la ‘crisis’, cercado por las potencias que le acosan. La razón que él cree ‘tener’ no puede servirle para transformar el mundo en ‘tierra’, puesto que es esta razón precisamente la que le ha forjado el mundo tal como es actualmente, extendido y representado ante él como un campo de energías ‘explotables’, entregado a una dominación sin objetivo”. En las primeras páginas de la Carta sobre el humanismo, Heidegger puntualiza: “Todo humanismo o se funda en una metafísica o se hace a sí mismo fundamento de una metafísica. Toda determinación de la esencia del hombre que presupone la interpretación del ente sin la pregunta por la verdad del ser, sea con saber, sea sin saber, es metafísica. Por eso es lo propio de la metafísica, y por cierto con respecto al modo como se determina la esencia del hombre, se muestra que es ‘humanista’”9.

 

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La sentencia de Heidegger parece inapelable. Todo humanismo es metafísico. Metafísica es, en semejante perspectiva, la imposibilidad de pensar la diferencia entre el ser y los entes, la confusión entre la presencia y el ser. El humanismo es metafísico, en particular, porque obstaculiza la emergencia de un preguntar más originario y radical: un preguntar des-centrado con respecto del hombre mismo. Tan sólo en el interior de ese pensar ex-céntrico podría pensarse la peculiaridad humana, su pertenencia a la verdad del ser — e incluso la pertinencia de una interrogación y de un conocimiento semejantes. El camino avistado por Heidegger enseña que aquello que el hombre tenga de esencial es consecuencia de una solicitación que no reposa en sí mismo — que no procede de él. Lo esencial del ser humano no está “en” él, sino, al contrario, en su estar fuera de sí. La esencia le es suscitada por el ser. Aquí no se trata ya de proceder aristotélicamente. El hombre no es un animal que además sea racional, que se encuentre además dotado de alma, de espíritu, de existencia: de “religión”. La esencia no se descubre por agregación de atributos. No es, en breve, un animal que además hable. Ciertamente: razona, habla, existe, cree. Pero el hecho de que hable tiene que pensarse bajo una luz que en absoluto es la luz del quirófano metafísico. Y lo mismo ha de decirse con respecto de la ratio y la existencia. Porque no es cuestión de una mera inversión de términos. La metafísica (tradicional) tiende un lazo de subordinación que la metafísica (humanista, existencialista, sartreana) se esfuerza en invertir: la existencia, según ella, precede a la esencia. “Pero el revés de una frase metafísica sigue siendo una frase metafísica”. El humanismo es correlativo al olvido de la “verdad del ser” — y es ésta, y no la “esencia” del hombre lo que se da, lo que se ofrece, lo que despierta al pensar. Aquél no puede pensar el origen de esa diferenciación entre esencia y existencia. Que el hombre sea racional, que sea una “persona”, que tenga alma y cuerpo, que sea un “animal social”, son atribuciones que sin ser falsas descuidan la “peculiar dignidad” del (ser) humano. Pues el hombre no es el señor del ente. Más bien, diría el pensador, es el huérfano del ser. No decide (no está en su mano) si él mismo aparece, si los dioses, la naturaleza, la historia, se presentan o se ausentan.

1SARTRE, J. P.. El existencialismo es un humanismo.

2Ibid

3SAFRANSKI, Rüdiger, Un maestro de Alemania, p. 413.

4VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo.

5Martin Heidegger, “¿Y para qué poetas?”, en Caminos de bosque, Alianza, Madrid, 1996, p. 265. Para este parágrafo, remito a La fuga de lo inmediato. La idea de lo sagrado en el fin de la modernidad, Editorial ‘Ilu, Madrid, 1999, cap. V, sección I.

6Rainer Maria Rilke, según los versos inéditos examinados por Heidegger, Caminos de bosque, o. c., p. 267

7 Ib., p. 269 y 273

8 Rilke, carta del 13/11/25, cit. en Ib., p. 279

9 HEIDEGGER, Martin, Carta sobre el humanismo, Taurus, Madrid,

 

Ver:

OBSERVACIONES FILOSOFICAS – Revista de Filosofía

Filosofía Contemporánea

Heidegger “el último cerebro de la era agraria”; Una aproximación desde Sloterdijk

FILOSOFIA FRANCESA CONTEMPORANEA; POST-ESTRUCTURALISMO Y POSTPOLÍTICA Adolfo Vásquez Rocca [compilador]

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Adolfo Vásquez Rocca

adolfovrocca@gmail.com

POLÍTICA ENERGÉTICA, LOBBY PRO-NUCLEAR Y BASURA RADIOACTIVA; MOVIMIENTOS AMBIENTALISTAS. [ Por Adolfo Vásquez Rocca PH. D.]

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Descriptores: Cambio Climático – energía nuclear – eficiencia energética – energías renovables – CO2 – suministro energético – basura radioactiva.

 

Artículo relacionado:

Adolfo Vásquez Rocca- Artículo «Peter Sloterdijk: Temblores de aire, atmoterrorismo y crepúsculo de la inmunidad» En NÓMADAS, Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas ISSN 1578-6730 – Universidad Complutense de Madrid, | Nº 17 | Enero-Junio 2008 -1º | En Prensa
http://www.ucm.es/info/nomadas/17/avrocca_sloterdijk3.pdf

 

1.-

 

Si nuestros países (Chile, Argentina, etc.) se embarca en concentrar una inversión tan grande en una tecnología tan compleja y peligrosa, perdería la oportunidad de enfocarse en eficiencia energética y desarrollo de fuentes renovables, limpias y populares, asegura Sara Larraín – Directora del Programa Chile Sustentable.

 

 

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SLOTERDIJK: TEMBLORES DE AIRE

 

 

A fin de nutrir de antecedentes técnicos al debate sobre las soluciones al problema energético de Chile, las organizaciones ambientalistas integrantes del Acuerdo de Chagual han aportado un informe ciudadano –alternativo al encargado por el gobierno a la Comisión Zanelli-, que refuta las ideas-fuerza que el lobby nuclear promueve por estos días en el país. A saber, que el desarrollo nuclear sería garantía de independencia y seguridad del suministro; que sería una opción económicamente competitiva y una solución frente a los desafíos del Cambio Climático de disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero. En este caso, de dióxido de carbono (CO2).

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Filosofía, Política, Medio ambiente,  Contaminación, Ecología  por Adolfo Vásquez Rocca

 

En primer término, aducir este supuesto carácter “limpio” de la energía nuclear es falso. Aun cuando los reactores emiten poco CO2 al momento de generar electricidad, el ciclo nuclear, desde la extracción de uranio (de alta ley) hasta el desarme de la central, emite de 63 a 122 gramos de CO2 por kilovatio/hora generado, según cálculos de la Agencia Internacional de Energía y el Öko Institut de Alemania, que insisten en medir todo el ciclo y no parcelarlo, pues las emisiones pueden superar las de una central a gas, si el combustible se fabrica con uranio de baja ley (con menor pureza).

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Desechos toxicos y basura radioactiva por Adolfo Vásquez Rocca

 

 

 

Decir que garantizaría independencia y seguridad del suministro energético en el contexto de duplicación de la demanda eléctrica en las próximas décadas, es otra idea-fuerza sin fundamento. El sistema de controles de la tecnología nuclear no permite acceder a todo el ciclo de combustible nuclear a consecuencia del posible desvío de materiales desde proyectos civiles a programas militares. En este caso, Chile abriría una dependencia frente a una decena de países que pueden fabricar combustible nuclear (EE.UU., Francia, Inglaterra, Alemania, Canadá, Suecia, Corea del Sur, España, Japón y Rusia); a 4 que reprocesan desechos (Francia, Inglaterra, Japón y Rusia); y a uno que acepta almacenar basura radioactiva extranjera (Rusia, en la zona de Mayak).

 

 

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El informe ciudadano, de libre acceso en versión digital, desnuda la dependencia que la energía nuclear le debe al uranio, un recurso no renovable y escaso a nivel mundial en reservas de alta ley. A la fecha, la Agencia Internacional de Energía ha probado reservas de 4,6 millones de toneladas, lo que abastecería la actual demanda mundial de 65.000 toneladas por año, pero sin expandirla, por unos 85 años más.

 

Ante esta limitación, el lobby pro-nuclear aduce la tecnología diseñada para superar este problema: el Reactor Reproductor Rápido (o Fast Breeders Reactors, según su nombre original) que en realidad ha sido un fracaso total, pues el prototipo francés, el «Súper-fénix», fue clausurado luego de 6 años de ineficiente operación; y el japonés de «Monju» fue cerrado luego de un incendio.

 

 

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El Espacio, la guerra y la política por Adolfo Vásquez Rocca

 

 

 

¿Seguridad y bajo costo de la energía nuclear? Tampoco. Precisamente los altos costos y riesgos de la tecnología nuclear detuvieron su expansión en las recientes tres décadas y a la fecha sigue desinteresando a los inversionistas a causa de los costos en seguridad, en el posterior desmantelamiento de las centrales y en el resguardo de basura radioactiva, que se mantiene activa por miles de años.

 

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Más aún, en Chile, como país sísmico, desarrollar esta opción implicaría riesgos inaceptables para la sociedad, los recursos naturales y el desarrollo del país. El terremoto de Valdivia, en 1960, marcó 9,7 grados en la Escala de Richter, y el de la zona central en 1985 registró 8,5, lo que supera la magnitud de 7,7º considerada por la seguridad nuclear.

 

Si el país se embarca en concentrar una inversión tan grande en una tecnología tan compleja y peligrosa, estaría perdiendo de vista la tendencia mundial proclive a definir la política energética en base al control de la demanda eléctrica, y no a satisfacerla con proyectos con impactos negativos. Eso, y el desarrollo de las Energías Renovables No Convencionales (eólica, solar, geotérmica, mareomotriz, biomasa, pequeña hidráulica, etcétera) conforman el camino seguro que debe tomar el país.

 

Sara 0002.jpgFuente: http://www.elmostrador.cl, 8 de octubre de 2007; autora: Sara Larraín. Directora del Programa Chile Sustentable.

 

LA ENERGÍA NUCLEAR NO TIENE FUTURO Fundamentos de la Oposición del Movimiento Ambientalista al Desarrollo de Nucleoelectricidad

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Filosofía, medio ambiente y Cambio climático por Adolfo Vásquez Rocca

 

 

 

2.- MOTIVOS PARA OPONERSE AL USO DE LA ENERGÍA NUCLEAR.

 

 

Los partidarios de la energía nuclear parecen haber tomado impulso utilizando el cambio climático para sus fines. Los lobby de esta opción energética dicen tener la solución para las emisiones de CO2 y, sin reparos, vuelven a esgrimir las “bondades” de la energía atómica.

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¿Cómo podemos explicarnos tal fenómeno? Simplemente, los sectores económicos que promocionan la energía nuclear están usando el método de intimidar a los chilenos ante la carencia de fuentes de energía para ejercer presión y apresurar pronunciamientos del Gobierno. Pronunciamientos que, de producirse, no pueden desconocer los compromisos previos o alejarse del programa oficial, ya en conocimiento de todos los ciudadanos, donde no existen menciones sobre el uso de energía nuclear, un energético creado por el hombre, ajeno a la naturaleza y además desarrollado con fines bélicos prioritarios. Si bien la energía nuclear puede ser el propósito oculto de algunos industriales que estén motivados por intereses comerciales, el verdadero dilema energético hoy en Chile es potenciar la energía renovable no convencional (ERNC), que se encuentra en abundancia en el país, además con condiciones inmejorables de uso. El futuro es de las ERNC; entre ellas, la energía solar, eólica, mareomotriz, biocombustibles, geotermia, biomasa… todas las que no necesitan grandes consorcios para desarrollarse y puede llevarse a cabo descentralizadamente, con múltiples propietarios. Es este último antecedente el que desenmascara el interés de los industriales prominentes que quieren lucrar, implementando mega proyectos que les permitan controlar los precios y regular la oferta y la demanda en nuestro mercado nacional en expansión.

 

La energía nuclear es costosa, peligrosa y sus residuos altamente contaminantes a largo plazo. Pero es una forma ‘limpia’ de generar electricidad, sin producir emisiones de gases de efecto invernadero. Precisamente por este motivo los expertos vaticinan que, ante el brutal crecimiento de la demanda energética que se espera en los próximos años, la nuclear es la única opción para sostener el crecimiento económico del planeta. Con el precio del crudo por las nubes y Kioto sobre las cabezas de los gobernantes, medio planeta, España incluida, se replantea si seguir adelante con las centrales nucleares o cerrarlas de por vida.

 

Los residuos no son el único quebradero de cabeza de la energía nuclear. El tema de la seguridad, tanto interna como externa, es otro de los factores que no sólo apuntan las organizaciones ecologistas, sino también diversos gobiernos. En cuanto a la interna, el accidente de Chernóbil, en 1986, puso de manifiesto las graves deficiencias en elementos de seguridad y control en muchas centrales, lo que derivó en un mayor control internacional. Sobre la seguridad externa, todos los expertos coinciden en señalar que el terrorismo es, hoy en día, uno de los principales problemas sobre la energía nuclear, y las plantas de todo el mundo han tenido que incrementar sus medidas de seguridad considerablemente después de los atentados del 11-S.

 

Chile debe decir No a la Energía Nuclear y rotundo No, porque primero debe agotar todas las instancias naturales y geográficas en Chile, desde Arica a Punta Arenas.

1- Debe llevar a cabo pequeñas centrales eléctricas por región no superior a 3 megas, para no dañar grandes extensiones de terreno. Así cada región puede tener su dependencia energética y escases de agua para consumo humano como agrícola. Estas megas centrales se pueden conectar y estar en línea al sistema interconectado central.

 

2- Energía Solar, donde podemos implementar una gama variada de alternativas, esta claro que su costo inicial es caro pero en el tiempo su costo es barato o decir gratis, durante los 365 días del año. Esta energía se puede implementar en los hospitales, colegios, universidades, municipalidades, empresas mineras y todos los edificios públicos, donde estos pueden tener agua caliente, calefacción y energía eléctrica.

 

 

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Filosofía, medio ambiente y Cambio climático por Adolfo Vásquez Rocca

 

 

3- Energía eólica, esta es producida por el viento, en Chile hay varios lugares para instalar este tipo de energía, la cual produce energía eléctrica, en algunos lugares de Chile ya esta funcionando sin mayores problemas y con muy buenos resultados.

4- Energía Mareomotriz, esta energía es producto de las olas del mar, Chile cuenta con varias ensenadas para instalar este tipo de plantas Mareomotriz, si este proyecto no se hubiera rechazado, en el cruce de la Isla de Chiloé, esta estaría entrando ya en funcionamiento y su capacidad era equivalente a tres centrales tipo Ralco.

 

5- La Energía Geotérmica, es aquella que se obtiene del calor natural interno de la Tierra y que puede ser extraída y utilizada a partir del agua, gases y vapores calientes (excluidos los hidrocarburos), o a través de fluidos inyectados artificialmente para este fin. En el norte y centro-sur de Chile existen varios recursos geotérmicos con alta temperatura (200º-250°C) que podrían ser utilizados para la generación de electricidad, aunque la llegada del gas natural ha significado una dura competencia. Los estudios demuestran que algunas de las zonas potencialmente más atractivas en el país para el aprovechamiento de este fuente de energía son El Tatio; Puchuldiza; San José de Maipo; Calabozo, frente a Talca; Nevados de Chillán; Copahue, al interior de Temuco; Carrán, de Valdivia al interior y Puyehue.

 

Por estos cinco motivos, debemos agotar todas las instancias productivas de energías renovables, después podemos mirar los biocombustibles, biomasa y al último podemos recién empezar a pensar en la Energía Nuclear, pero por el momento hay que decir No Gracias a la Energía Nuclear.

 

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CHERNOBIL

 

 

 

 

3. LA SITUACIÓN INTERNACIONAL: TERRORISMO AMBIENTAL

 

Los seres humanos, en ocasiones, nos comportamos más como mulas tercas que como seres racionales. Y la aterradora resurgencia de la energía nuclear es un muy buen ejemplo de ello.

 

Empecemos por dejar claro que no sólo Estados Unidos sino la humanidad entera se enfrenta a un reto histórico: cómo detener el calentamiento global mientras se satisfacen las necesidades energéticas de una población mundial que supera los 6,000 millones de almas.

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Con las reservas petroleras mundiales en rápido descenso, los precios del barril de crudo más altos de la historia y la región productora más importante del mundo, el Medio Oriente, en llamas, todos estamos de acuerdo en que tenemos que acabar con nuestra dependencia petrolera. Es decir, debemos encontrar fuentes alternativas de energía.

 

El problema se hace más agudo cuando el remedio que presenta la Administración Bush, entre otros, es peor que la enfermedad. La Casa Blanca, supuestamente, para combatir los peligros ecológicos de las plantas generadoras de energía de combustión de carbón, defiende que la solución es construir más centrales nucleares.

 

«Cambiar de las plantas sucias de carbón a la peligrosa energía nuclear es como dejar los cigarrillos para fumar crack», dice Dan Becker, director del Programa sobre Calentamiento Global del Sierra Club.

 

El potencial de accidentes en estas centrales —y en Estados Unidos tenemos 104 de ellas— es enorme. Y no hace falta limitarnos sólo al ejemplo de Chernobyl, en Ucrania, donde hace más de 20 años ocurrió la peor catástrofe nuclear de la historia. Hace sólo tres años, un reactor nuclear en Ohio, estuvo a sólo un quinto de una pulgada de acero de que ocurriera un escape que podría haber ocasionado un desastre. Asimismo, después del derretimiento parcial en 1974 de uno de los reactores de la central de Three Mile Island, en Pennsylvania, la limpieza de la instalación tardó 14 años y costó cerca de 1,000 millones de dólares.

 

Estas centrales, además, son un tentador objetivo para ataques terroristas. Si, por ejemplo, ocurriera una emergencia en la planta de Indian Point, en Nueva York —sobre la cual sobrevoló uno de los aviones secuestrados el 11 de septiembre de 2001—, todas las personas en un radio de 50 millas deberían ser evacuadas; es decir, 20 millones de residentes. Recordemos que activistas de Al Qaida, antes de los ataques, inspeccionaron plantas nucleares como objetivos potenciales.

 

Por si fuera poco, las centrales nucleares producen enormes cantidades de residuos radiactivos, una de las sustancias más tóxicas y peligrosas que se conocen. Cada central en Estados Unidos genera 20 toneladas de residuos al año, multiplicadas por las 104 plantas existentes, nos da un total de 2,080 toneladas anuales. En grandes dosis estos residuos pueden causar la muerte, y en pequeñas, cáncer y malformaciones genéticas. Además, conservan su toxicidad durante 200 mil años.

 

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Yucca Mountain, un paraje en el estado de Nevada, fue elegido para depositarse allí unas 77 mil toneladas de residuos nucleares en cámaras subterráneas. Sin embargo, el proyecto está paralizado, entre otras razones, porque el lugar es geológicamente mucho más inestable de que lo que se pensó originalmente. Considere también que a Nevada llegarían envíos de residuos nucleares de 41 estados y cruzarían miles de ciudades y pueblos, quizá su ciudad o su pueblo.

 

Esta fuente de energía, asimismo, está considerada la más cara del mundo. Su existencia sería imposible sin los extravagantes subsidios del gobierno federal, 66,000 millones de dólares desde 1948 a 1998. El año pasado, gracias a la desastrosa Ley de Política Energética, esta industria recibió otros 13,000 millones en subsidios.

 

Toda esta lista de disparates se hace, incluso, más inexplicable si consideramos que existen fuentes de energía mucho más limpias, baratas y seguras. Si esos 13,000 millones en subsidios se hubieran destinado a construir turbinas de viento, se podrían haber instalado más de 20 mil en todo el país.

 

La industria automotriz ya tiene a su disposición la tecnología necesaria para que todos los carros y camionetas ligeras que construya rindan al menos 40 millas por galón. Si esto se pusiera en práctica —con los precios de la gasolina más altos de la historia— en 10 años nos ahorraríamos todo el petróleo que importamos del Golfo Pérsico.

 

Temblores de aire II - Rosa Maria López Mart�nez

 

 

Todas nuestras necesidades de energía eléctrica se verían cumplidas combinando mejores medidas de eficacia energética, con energía solar y de viento, turbinas de gas natural de alta eficacia y plantas de carbón limpias. Además reduciríamos al menos el 70% de las emisiones de gases que causan el calentamiento global.

 

Los remedios están ahí. Pero antes tenemos que curarnos de una condición llamada terquedad.

 

 

 

 

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Adolfo Vásquez Rocca

VER:

Dr. Adolfo Vásquez Rocca

 

Artículo «Peter Sloterdijk: Temblores de aire, atmoterrorismo y crepúsculo de la inmunidad» En NÓMADAS, Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas ISSN 1578-6730 – Universidad Complutense de Madrid, | Nº 17 | Enero-Junio 2008 -1º | En Prensa
http://www.ucm.es/info/nomadas/17/avrocca_sloterdijk3.pdf

 

Artículo «Peter Sloterdijk; Espumas, mundo poliesférico y ciencia ampliada de invernaderos» En KONVERGENCIAS, Revista de Filosofía y Culturas en Diálogo, Nº 16 – 2007, Capital Federal, Argentina, pp. 217-228

 [PDF]

PETER SLOTERDIJK: TEMBLORES DE AIRE, ATMOTERRORISMO Y CREPÚSCULO DE LA INMUNIDAD